Hay muchas formas de anemia, cada una con causas diferentes, pero la más común suele ser la ferropénica. Esta patología puede ser temporal o prolongada, y puede variar entre leve y grave.
El hierro es un mineral de vital importancia para el organismo, ya que forma parte esencial de proteínas como la hemoglobina o la mioglobina, responsables del transporte y almacenamiento del oxígeno. Lo incorporamos a nuestras células a través de los alimentos, de forma que una baja ingesta de alimentos ricos en hierro puede dar lugar a una de las deficiencias nutricionales de mayor prevalencia en el mundo: la anemia ferropénica.
Si bien la deficiencia de este mineral es la causa más frecuente de esta patología, también puede ser consecuencia de deficiencias de vitaminas y minerales, inflamación crónica, infecciones parasitarias, y trastornos hereditarios.
La anemia por deficiencia de hierro puede dar sensación de cansancio y con dificultad para respirar. También se puede experimentar fatiga extrema, debilidad, piel pálida, dolor en el pecho, latidos del corazón rápidos o dificultad para respirar, dolor de cabeza, mareos o aturdimiento, manos y pies fríos, inflamación o hinchazón de la lengua, uñas quebradizas, antojos inusuales por sustancias no nutritivas como hielo, tierra o almidón, poco apetito, especialmente, en lactantes y niños con anemia por deficiencia de hierro.
En el caso de los niños, es importante destacar que esta patología compromete su habilidad para aprender, por eso al detectarla es necesario actuar inmediatamente.
Ahora bien, los grupos de riesgo de esta patología comprenden a mujeres, lactantes, niños, vegetarianos y donantes frecuentes de sangre, así como quienes se hayan practicado algún tipo de cirugía bariátrica malabsortiva. Las causas pueden ser de diversa índole:
- Pérdida de sangre. La sangre contiene hierro dentro de los glóbulos rojos. Si pierden sangre, pierden algo de hierro. Teniendo esto en cuenta, las mujeres con menstruaciones intensas tienen riesgo de padecer anemia por deficiencia de hierro, así como quienes experimentan la pérdida lenta y continua de sangre dentro del cuerpo (por ejemplo, por una úlcera péptica, hernia de hiato, pólipo en el colon o cáncer colorrectal)
- Falta de hierro en la dieta. El cuerpo obtiene regularmente el hierro de los alimentos que comen.
- Incapacidad para absorber el hierro. El hierro de los alimentos se absorbe en el intestino delgado y pasa al torrente sanguíneo.
- Los trastornos intestinales que afectan la capacidad del intestino para absorber nutrientes de los alimentos digeridos, como la celiaquía, pueden causar anemia por deficiencia de hierro.
- También quienes se hayan practicado un bypass o a quienes les hayan extirpado una parte del intestino delgado, pueden ver afectada su capacidad de absorber el hierro y otros nutrientes.
- Embarazo. Si no toman suplementos de hierro, muchas mujeres embarazadas podrían tener anemia por deficiencia de hierro porque sus reservas de este mineral tienen que satisfacer la demanda de un mayor volumen de sangre y proporcionar hemoglobina para el feto en desarrollo.
Entre los alimentos que son fuente de hierro están:
- Carnes rojas magras.
- Carne de cerdo y de aves.
- Mariscos de concha.
- Hígado.
- Vísceras.
- Frutos secos: pasas, nueces, pistachos, almendra tostada.
- Sésamo.
- Verduras de hoja verde: berros, acelgas, espinacas, entre otros.
- Granos: lentejas, garbanzos, guisantes, germinado de lenteja.
- Productos integrales: trigo, pan, arroz, pan de avena, entre otros.
El cuerpo absorbe más hierro de la carne que de otras fuentes, por lo que quienes hayan decidió adoptar una alimentación vegetariana o vegana, es probable que necesiten suplementar porque si bien los vegetales y granos lo contienen, también tienen nutrientes que hace que no se absorba bien.
Y es que los alimentos contienen componentes que pueden activar o inhibir la absorción del hierro, influyendo así en los niveles de este mineral que ingresan al organismo. Ellos son:
- Activadores de la absorción de hierro: ácidos de las frutas (como el cítrico, ascórbico o málico) y la proteína de los tejidos animales (carne, pescado, aves).
- Inhibidores de la absorción del hierro: algunos minerales como el calcio, manganeso, algunas proteínas del huevo, fitatos (presentes en legumbres, cereales integrales), oxalatos (presentes en espinacas) y taninos del café, té, cacao y algunos vegetales.
Además, es importante saber que existen dos tipos de hierro: uno HEM y uno No HEM. El primero, se absorbe mejor (alrededor de 30 {c0cfe86cb0836aa7786c8bfa52b26d0d0eda80058191deb76f2a022e59b46e39}), mientras que el segundo tiene una biodisponibilidad muy baja (cerca de 5 {c0cfe86cb0836aa7786c8bfa52b26d0d0eda80058191deb76f2a022e59b46e39}), es decir que se absorbe muy poco.
De acuerdo con Mayo Clinic, se puede mejorar la capacidad de absorción de hierro del organismo si consumen alimentos ricos en vitamina C como naranja, pomelo, kiwi, vegetales de hoja verde, melón, pimentón, fresas, mandarinas y tomates, entre otros.
Vegetarianos y veganos deben prestar especial atención a sus niveles de hierro
Todos los alimentos de origen vegetal tienen hierro No HEM por lo que, generalmente, en las dietas veganas, se suplementa el hierro vía oral y dependiendo cómo estén los valores, se determinará la dosis a ingerir. Hay que ser muy cuidadosos y siempre adaptarla a los requerimientos de cada persona porque al ser un mineral, no se elimina fácilmente del cuerpo, por lo que si se consume en exceso puede derivar en toxicidad para el organismo.
Normalmente, cuando alguien decide adoptar el veganismo como estilo de vida, las alteraciones de hierro, transferrinas, ferritina y hematocritos no se detectan inmediatamente, sino después de dos o tres años de haber adoptado una dieta vegana mal dirigida, sin suplementación o que no haga la correcta combinación de alimentos. Por eso, lo ideal es siempre acudir al nutricionista y a un hematólogo, hacer los exámenes y cambios que corresponden
La suplementación de hierro responderá a los requerimientos individuales
Para el tratamiento de la anemia ferropénica es habitual la prescripción de suplementos de hierro para restablecer los depósitos de este mineral en el organismo. Sin embargo, es importante combinar el tratamiento médico con una dieta especial rica en hierro hasta que los niveles se recuperen. Para ello es importante potenciar el consumo de alimentos ricos en hierro.
Solo en casos muy graves habría que recurrir a transfusiones de sangre. Lo más importante de todo siempre es acudir al especialista.
Ariana Araujo Tovar
Nutricionista y creadora del Método COMA