Air Fryer, ¿solución a las frituras para tener un hábito saludable?

¿Conoces la air fryer o “freidora de aire”? Se ha puesto muy de moda y últimamente he visto como muchas personas cocinan absolutamente todo en este artefacto.

A pesar del nombre, este artefacto no fríe. La verdad es más un horno que otra cosa. La comida se cocina gracias al aire caliente que circula alrededor de ella, impulsada por abanicos de gran velocidad.

Según la Real Academia Española, el verbo freír se define como cocinar o guisar algo en aceite o grasa hirviendo, y no es eso precisamente lo que hace la máquina.

Como técnica de cocción, al freír lo que se busca es cocinar el exterior del alimento a una temperatura lo suficientemente alta como para evaporar la humedad de la superficie, mientras conservamos la del interior, creando esa capa crujiente. Ese es el efecto que consigue el “air fryer”, pero sin aceite o con una porción mínima.

Cuando sometemos alimentos ricos en almidones y en carbohidratos a altas temperaturas, se producen unos compuestos que están asociados con un alto riesgo de cáncer. Al utilizar el air fryer, eliminamos el 90{c0cfe86cb0836aa7786c8bfa52b26d0d0eda80058191deb76f2a022e59b46e39} de uno solo de esos compuestos (acrilamidas), pero los otros tres se mantienen.

Lo ideal es someter los alimentos a distintos tipos de cocción tradicionales, pero si ya lo tienen en casa o lo quieren comprar, pueden alternar entre el air fryer y los otros métodos de cocción.

Muchas personas además utilizan el papel aluminio cuando se valen de este artefacto y, como su nombre lo indica, este papel tiene aluminio que es un metal pesado, que no se elimina tan fácilmente de nuestro organismo. Al exponerlo directamente al aire caliente , se transmite más fácilmente el metal al alimento y eso terminamos consumiéndolo.

Las características organolépticas (color, olor, sabor) de los alimentos al ser sometidos al air fryer, tampoco son las mismas. Obviamente si disminuyen el consumo de grasas, eso es indudable y es quizás su mayor beneficio, sin embargo creo que hay que buscar un punto medio.

Además, he visto como justamente por la novedad que representa el artefacto, las personas comienzan a comprar alimentos que ni siquiera necesitan o son del todo saludables, para ver cómo quedan cuando se hacen en el air fryer y terminan comiendo más.

No creo que haya por qué satanizar a este artefacto, pero tampoco es que existe la necesidad imperiosa de tenerlo en casa.

Además, al final no se hace un verdadero cambio de hábitos alimenticios. Simplemente, pasan de las papas fritas a las papas en el air fryer, pero no prueban con otros métodos de cocción o no controlan las cantidades porque piensan que al hacerlo en este artefacto son más saludables y por ello pueden comer más.

Unas papas al horno con un toquecito de aceite de oliva y romero son deliciosas también. Entonces, ¿el día que no tengan el air fryer no van a querer comer ese alimento?

Por otra parte, mientras más tostado quede el alimento, más acrilamidas tiene, que es uno de esos cuatro compuestos que se liberan cuando se someten almidones y carbohidratos a altas temperaturas, y que están asociados con un mayor riesgo de cáncer.

Si ya tienen el air fryer, no dejen el alimento tan tostado y no lo usen todos los días.

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Ariana Araujo Tovar

Nutricionista y creadora del Método COMA

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