Cuando hay kilos demás es muy común que algunas personas recurran a prácticas extremas. Siempre lo digo y lo repetiré hasta el cansancio y en la Conchinchina, el ayuno intermitente no es una práctica saludable.
Llámenle ayuno, fasting o como quieran… Para mí solo se traduce en una práctica poco saludable, que sí ayuda a adelgazar porque obviamente quitarse cualquier comida irremediablemente lleva a la pérdida de peso, pero provoca hambre y el organismo necesita sacar de todo lo que queda en él para producir energía, así que busca músculo y grasa acumulada.
Su éxito como mecanismo de “desintoxicación” parte del hecho de que el cuerpo se vale de todas sus funciones de emergencia para poder sobrevivir durante un largo periodo de inanición. Sin embargo, se puede lograr la pérdida de peso que sea sostenible en el cuerpo, sin agredir al organismo.
¿Crees que necesitan exponerse a prácticas tan extremas para lograr cambios en el peso? ¿Crees que vale la pena poner en riesgo la salud? Hay que apelar al sentido común (que a veces es el menos común de los sentidos).
Para ilustrar el por qué el ayuno no es una práctica saludable para el organismo creo que no hay mejor analogía que esta:
Imaginen las tuberías de la casa. Cuando cerramos la llave de paso o nos quedamos sin suministro durante 16 hr; al recibirla y abrir de nuevo el grifo, escuchamos que suenan muy duro las tuberías producto de la presión y el aire, y vemos que el agua sale con mucha más fuerza. Eso, evidentemente, puede dañar las tuberías.
Ahora visualicen ese mismo escenario, pero extrapolándolo a nuestro cuerpo: pasamos 16 hr sin darle alimentos. Luego de ese lapso, le damos comida y llega al sistema digestivo (que es como si fuera una tubería). El siente o lo interpreta como que lo están atacando porque pasamos de no darle nada, a darle una comida copiosa (el almuerzo).
Si de paso esa comida es muy pesada, se van a llenar de gases, tendrán mala digestión, dolor de estómago o a nivel de colon y pueden llegar a tener diarreas.
Si hacen una comida suave, evitarán malestares estomacales, pero 8 hr no son suficientes para darle al organismo el requerimiento calórico total diario.
Sin duda bajarán de peso, pero se están malnutriendo y, a largo plazo, tendrán complicaciones metabólicas y podrían propiciar la aparición de patologías como la osteoporosis.
Yo no recomiendo ni siquiera entrenar en ayuno y menos si se trata de la práctica de ejercicios de alta intensidad. Para cumplir nuestras actividades básicas, el cerebro necesita glucosa y si no se la damos buscará una fuente alterna para alimentarse, sea músculo o grasa.
Si a primera hora de la mañana practicamos actividad física intensa, el cuerpo necesitaría doble energía: una parte para cumplir con sus necesidades básicas, y otra para poder mantener esa actividad física.
¿Por qué hay que desayunar?
Porque además regula el hambre. Recuerda que venimos de por lo menos 7 u 8 horas de sueño, en las que el cuerpo no ha ingerido alimento alguno, pero en las que sigue demandando energía para realizar funciones básicas como respirar, hacer que el corazón lata, los riñones flitren, etc.
Además, la primera comida del día es el termómetro del hambre para el cerebro, de modo que si ayunan su mente se pasará el resto del día pidiéndoles comer más y más (sobretodo dulce).
Y es que el cerebro necesita glucosa para poder funcionar, así que para él desayunar se convierte en un tema de suma importancia para regular el apetito y evitar atracones a lo largo del día.
Si quieres encontrar una forma más saludable de perder peso sin dañar tu cuerpo, en Método Coma podemos ayudarte. Contáctanos a través del correo info@metodocoma.com.
Ariana Araujo Tovar
Nutricionista y creadora del Método COMA