Hace por lo menos una década, las personas pensaban que los pacientes con diabetes no podían comer carbohidratos y ese planteamiento ha cambiado, tanto como para quienes cuyo tratamiento incluye insulina (Diabetes Mellitus Insulinorequiriente), como para quienes no (Diabetes Mellitus No Insulinorequiriente).
En ambos casos se puede consumir carbohidratos en las tres comidas principales (desayuno, almuerzo y cena); de hecho, deben incluirlos porque al suprimirlos lo más seguro es que experimenten hipoglicemias cuyas consecuencias son peores que las de la hiperglicemia.
En ese sentido, la merienda de una persona con diabetes puede incluir carbohidratos siempre y cuando no represente un requerimiento más alto del que su cuerpo necesita ¿Y cómo saber cuál es ese requerimiento? Para ello, deben consultar con el nutricionista, quien no sólo determinará la cantidad necesaria de ese macronutriente, sino también de proteínas y grasas e indicará las raciones.
Ahora bien, una pregunta frecuente que me llega es si los pacientes con diabetes pueden consumir pan blanco y pan integral y mi recomendación siempre es automonitorearse y hacerse glicemias capilares con regularidad para que conozcan cuál es la reacción de cada alimento en su organismo antes de incluirlo o descartarlo de la alimentación.
Así que cuando comen el pan pueden corroborar que, prácticamente, los valores de glicemia son iguales y en algunos panes integrales podría ser un poco más alto porque en su preparación tienen azúcar. Por eso es tan importante hacer el control de glicemia postprandial (2 horas después de comer) para medir la respuesta a cada alimento.
En cualquier paciente con diabetes el automonitoreo es importantísimo e incluso, puede cambiar el curso de la enfermedad
¿Y las meriendas?
Las meriendas en pacientes diabéticos cuyo tratamiento incluye insulina son vitales porque dependiendo el tipo de insulina que se administre hay un pico de acción. Es decir, en el primer momento en el que la insulina hace su labor que es bajar la glicemia y que generalmente es cerca de la comida, hay un pico de acción y, por lo general, después de unas 3 a 6 horas puede haber otro pico de acción.
Una vez que el nutricionista conoce el tratamiento y tipo de insulina, se diseña el plan de alimentación completo, es decir, las tres comidas principales y las meriendas.
Una opción rica puede ser ½ taza de gelatina sin azúcar, también pueden comerse 3 tazas de cotufas (no de las que se hacen en microondas) o incluso ½ sándwich de mantequilla de maní sin azúcar (1 rebanada de pan integral + una cucharada de mantequilla de maní ) + 1 taza de leche.
¿Si soy insulinodependiente puedo comer helado de fruta hecho en casa?
Este es un error muy común y no sólo entre pacientes diabéticos, sino también en personas que no tienen ninguna patología. Como decimos que la fruta es saludable por su alto contenido en fibra, creen que al consumirla en jugos o frutas, es igual de saludable. Sin embargo, todos sus beneficios se pierden al procesarla.
Pero al hacer un helado de frutas en casa, aunque no agreguen azúcar refinada, papelón, azúcar morena o miel, igual ya de por sí el contenido en azúcar es alto, así que habrá elevaciones de glicemia igual. Además, no está acompañado de ningún otro macronutriente que impida que esa azúcar se absorba tan rápido.
Aunque pueda parecerles inofensivo porque es de frutas y no tiene azúcar, no lo es.
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Ariana Araujo Tovar
Nutricionista y creadora del Método COMA