¡Vaya que se ha vuelto popular este tema! Cada vez se hace más común encontrar la llamada “carne vegetal” en establecimientos y hasta cadenas de comida rápida en Estados Unidos. Esta tendencia ya ha comenzado a extenderse a Europa e incluso en América Latina y específicamente en Brasil ya hay una empresa que distribuye este producto.
Si nos remitimos a la definición del diccionario de la Real Academia Española (#RAE), se denomina carne al “alimento consistente en todo o parte del cuerpo de un animal de la tierra o del aire” y, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (#FAO), la carne se define como “todas las partes de un animal que han sido dictaminadas como inocuas y aptas para el consumo humano o se destinan para este fin”.
Si detallamos la composición de la “carne vegetal” que ha cobrado protagonismo en otros países, están hechos a partir de proteína de guisante, aceite de colza y aceite de coco refinado, proteína de arroz, saborizantes naturales vegetales, manteca de cacao, proteína de judía, metilcelulosa, almidón de patata, extracto de manzana, sal, cloruro de potasio, vinagre, concentrado de zumo de limón, lecitina de girasol, granada en polvo y extracto de zumo de remolacha.
El resultado es similar al de la carne en aspecto y textura, aunque el sabor no es el mismo. Además, no tienen hierro ni vitamina B12.
Tomando esto en consideración, así como la definición de la RAE y la FDA, no se trata de “carne”, es sólo un producto hecho a base de ingredientes de origen vegetal. Además, las características organolépticas no son las mismas.
Ahora bien, ¿de dónde viene esta tendencia?
Su reporte, que fue elaborado por más de 100 científicos, afirma que el alto consumo de carne vacuna y productos lácteos, especialmente en los países de mayor ingreso, está alimentando la crisis climática. «No le estamos diciendo a la gente que deje de comer carne. En algunos sitios no tienen otra opción. Pero es obvio que en Occidente estamos comiendo demasiada carne», señaló a BBC Pete Smith, científico de la Universidad de Aberdeen en Escocia y uno de los autores del informe.
Muchos se deben estar preguntando qué tiene que ver una cosa con la otra.
Según el IPCC, el ganado libera metano, un potente gas de invernadero, y la desforestación, por ejemplo en la Amazonia, está vinculada en muchas ocasiones a la expansión de tierras para ganadería.
En lo particular, creo que no hay que eliminar por completo el consumo de carne, sino que si todos adaptáramos las porciones de carne a lo que realmente necesitamos (que son cantidades pequeñas), el consumo mundial seguro descendería y la producción de CO2, que es donde esencialmente radica el problema, también disminuiría.
Si requieres asesoramiento nutricional para mejorar tus hábitos y conocer cuáles son las porciones de alimentos que necesitas consumir, escríbenos a info@metodocoma.com.
Ariana Araujo Tovar
Nutricionista y creadora del Método COMA